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Fundada en 1932 por Luigi Fontana, dueño de una importante empresa dedicada al vidrio, y por Gio Ponti, FontanaArte emprende desde el principio un proceso de investigación muy definido: expresar con nuevos lenguajes creativos el potencial de una materia prima como el vidrio, cuya identidad sufrió una importante transformación debido a las evoluciones técnicas introducidas por la industria moderna.

Concentrado desde siempre en redefinir con una gramática distinta el concepto de decoración contemporánea, Gio Ponti encuentra en Pietro Chiesa un compañero de viaje perfecto. Juntos, rápidamente convertirían a FontanaArte en uno de los principales protagonistas del desarrollo del paisaje doméstico italiano de la primera era moderna.

Una investigación que se nutre de la colaboración con numerosos artistas de primera nivel y que encuentra su propio terreno de acción privilegiado en los proyecto de los grandes interiores burgueses, auténticos laboratorios experimentales en los que perfilar los modelos que posteriormente se producirían en serie.

Muebles, figuras, objetos de arte, espejos y lámparas: la colección de FontanaArte alcanza todos los rincones de la casa. Ponti y Chiesa parecen sentir un interés particular por el contraste entre las formas, las técnicas, los procesos tradicionales, las innovaciones y las posibilidades ofrecidas por la gran producción industrial. Es un diálogo constante y profundo, que constituye la raíz y la identidad misma de la empresa.

De este periodo de extraordinaria creatividad todavía quedan huellas importantes dentro del catálogo de FontanaArte, donde los objetos diseñados por Ponti y Chiesa han adquirido el estatus de clásicos.

El final del conflicto mundial coincide con un cambio radical en el escenario social y cultural del país.

Este nuevo contexto exige de una reorganización del modelo productivo, así como de una nueva definición de los productos.

Las obras extraordinarias, concebidas a medida para las importantes residencias burguesas, deben ser reemplazadas por productos adecuados a las nuevas dimensiones de los apartamentos. A la clientela de élite tradicional se le suman ahora nuevos compradores. A pesar de las dificultades del momento, FontanaArte no cederá a la tentación del producto popular, aunque haya sido englobada por un grupo multinacional muy atento a las dinámicas de mercado, el capricho de los «grandes números» no llegará nunca a seducir a FontanaArte.

Lo que cambia no es el concepto de calidad, sino sobretodo la forma de expresarla, donde la incesante búsqueda estética empieza a ir acompañada de un interés por las exigencias funcionales del producto. Además, gracias a las experimentaciones llevadas a cabo durante los últimos años, también en Italia se fue consolidando una nueva cultura del proyecto moderno, que gira entorno a un eje central basado en la relación entre función, uso y materiales.

A pesar de mantenerse cercano a la empresa, Gio Ponti cederá el puesto de director artístico. En 1954 ocupará su lugar Max Ingrand. Bajo su guía, sin destacar demasiado, FontanaArte se dirige hacia una progresiva modernización. Fundamentalmente, la evolución de FontanaArte sigue las pautas del sector de la iluminación, donde la relación entre técnica y prestaciones, entre forma y proyecto, imponen una renovación más incisiva.

Invitado a retomar la dirección artística en 1967, Gio Ponti logra sintetizar toda la experiencia adquirida durante los últimos años en algunas de las lámparas más extraordinarias del catálogo: la serie Pirelli, Bilia y los Cartocci que siguen siendo hoy en día modelos de perfecta harmonía. Además de los proyectos de Ponti, no pueden olvidarse algunos proyectos diseñados por el departamento técnico de FontanaArte: como la lámpara Uovo y algunos muebles realizados con simples placas de vidrio templado o de colores, ejemplos de sorprendente modernismo.

Después de un breve periodo de altibajos, en 1979 un grupo de empresarios privados adquiere FontanaArte y pone en manos de Carlo Guglielmi la dirección operativa y administrativa de la empresa. Se decide de inmediato concentrar de nuevo los esfuerzos de la empresa en la calidad de los productos y en una cultura de proyecto modernista. Después de varios años de colaboración con FontanaArte, se le asigna la dirección artística a la joven Gae Aulenti.

Respetando la historia y la identidad de FontanaArte, Gae Aulenti no impone un riguroso racionalismo funcional.

Por el contrario, colaborando con numerosos proyectistas diferentes entre sí, jovencísimos o expertos, plantea un estudio que explora las experiencias más expresivas del diseño italiano, acogiendo tanto las primerísimas señales del posmodernismo como los estudios del arte pop y conceptual, moviéndose entre ascetismo minimalista y lúdicas redundancias formales.

Los años 80 son una década crucial para FontanaArte. Se trata sin duda de un periodo de insuperable creatividad que ha situado definitivamente a la empresa en el grupo de los protagonistas absolutos del diseño italiano e internacional. Pero también son los años que marcan un desplazamiento decisivo del baricentro hacia el sector de la iluminación, con un énfasis paralelo en las implicaciones tecnológicas del proyecto. En este sentido resulta emblemático el encuentro de FontanaArte con Piero Castiglioni, uno de los primeros en explorar industrialmente las aplicaciones de las fuentes halógenas, y también cabe destacar la lámpara Velo de Franco Raggi, auténtico virtuosismo experimental en la técnica vítrea. Esto no significa renunciar a la propuesta de elementos de mobiliario: por petición de FontanaArte, Renzo Piano diseña una librería utilizando el vidrio como elemento estructural y portante.

La nueva orientación de FontanaArte se concreta también en una serie de adquisiciones posteriores, que amplían y completan las competencias y la oferta de productos y soluciones, mientras que en el corazón de sus estrategias encontramos el renovado impulso de sus colaboraciones con grandes arquitectos italianos y extranjeros.

Tras esta posición se reconocen dos objetivos concretos: seguir alimentando la producción con la gran cultura del proyecto y, al mismo tiempo, expandir la atención más allá del mundo tradicional de los interiores domésticos.

En 1998, la Asociación para el Diseño Industrial asigna a FontanaArte el premio Compás de Oro a la carrera, remarcando entre sus motivaciones el modo en que la empresa, en colaboración con distintos proyectistas, ha sabido crear un clima dinámico y creativo durante los últimos veinte años que ha recalificado uno de los nombres históricos del diseño italiano.

En 2010 FontanaArte entra en Nice spa, grupo de referencia internacional en el sector de la automatización de la vivienda con una amplia oferta de sistemas integrados para la automatización de portones, puertas de garaje, sistemas de aparcamiento, protecciones solares y sistemas de alarma inalámbricos. Para FontanaArte, Nice representa la oportunidad de realizar una sólida base industrial para el futuro y facilitar la búsqueda estratégica de un nuevo lenguaje internacional. Luz y movimiento: encuentro ideal entre dos empresas que desde siempre se orientan hacia el diseño y la innovación para la casa.

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